Technical Due Diligence: maximiza el valor en fusiones o adquisiciones

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Technical Due Diligence: maximiza el valor en fusiones o adquisiciones
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Cuando se trata de fusiones y adquisiciones (M&A), la Technical Due Diligence juega un papel crítico, aunque a veces malinterpretado. Para quienes navegan por la complejidad de adquirir una empresa, especialmente en el actual entorno tecnológico, la Technical Due Diligence puede verse como una aliada indispensable o, en ocasiones, como un adversario inesperado. Pero, ¿realmente es un aliado o un enemigo?

¿Qué es la Technical Due Diligence?

La evaluación de Technical Due Diligence es el proceso de evaluar la infraestructura tecnológica de una empresa objetivo, sus capacidades de desarrollo de productos, la arquitectura de software, la seguridad informática y la estructura, y la productividad del equipo técnico. Esta evaluación exhaustiva busca descubrir riesgos potenciales, oportunidades y áreas de mejora en la pila tecnológica de la empresa.

Desde entender la escalabilidad de una plataforma tecnológica hasta identificar deudas técnicas ocultas, este proceso se ha vuelto cada vez más importante tanto para empresas centradas en tecnología como para las tradicionales que integran operaciones digitales.

¿Por qué se considera la Technical Due Diligence un "enemigo"?

Para algunos, la evaluación de la Technical Due Diligence puede parecer un obstáculo que se interpone en el camino de cerrar un acuerdo. A continuación, te presentamos algunas razones por las que a veces se puede considerar como un enemigo:

  1. Sorpresas inesperadas: Los inversores suelen ser optimistas al abordar un acuerdo, pero la Technical Due Diligence puede sacar a la luz problemas no anticipados, como sistemas heredados, bases de código obsoletas, vulnerabilidades de seguridad o deudas técnicas significativas. Estos descubrimientos pueden retrasar el acuerdo o incluso llevar a una re-evaluación de toda la estrategia de inversión.

     

  2. Retrasos en el acuerdo: Realizar una evaluación de Technical Due Diligence requiere tiempo. Puede ralentizar el impulso de una adquisición, especialmente cuando los inversores desean cerrar rápidamente. Si no se planifica bien o no se ejecuta de manera eficiente, este proceso puede generar fatiga, frustrando a las partes involucradas.

  3. Costes adicionales: La Technical Due Diligence puede requerir la participación de expertos externos, lo que implica costes adicionales. Para adquisiciones más pequeñas, donde los presupuestos son más ajustados, el gasto de una evaluación técnica exhaustiva puede sentirse excesivo, lo que tensaría la relación entre compradores y vendedores.

  4. Ampliación del alcance: Sin un marco claro, la Technical Due Diligence puede extenderse más allá de su alcance previsto, añadiendo capas de complejidad al proceso de adquisición. Si no se gestiona bien, puede llevar a un exceso de análisis, lo que dificulta la toma de decisiones.

¿Por qué la Technical Due Diligence es un "aliado"?

A pesar de estos desafíos percibidos, la Technical Due Diligence es, en su mayoría, u aliado tanto para los inversores como para las empresas, proporcionando información crucial que puede definir el éxito de una adquisición. En los beneficios, se encuentran:

  1. Mitigación de riesgos: Una de las funciones clave de la Technical Due Diligence es revelar riesgos ocultos. Identificar problemas como tecnología no escalable, prácticas débiles de ciberseguridad o deudas técnicas significativas desde el principio permite a los inversores negociar mejor los términos, planificar las inversiones necesarias posteriores a la adquisición o evitar errores costosos. El malestar temporal de descubrir problemas se compensa con el valor a largo plazo de saber exactamente qué se está adquiriendo.
  2. Toma de decisiones informadas: La Technical Due Diligencea proporciona a los inversores de capital privado una comprensión profunda de las capacidades tecnológicas de la empresa objetivo. Esta visión es clave para tomar decisiones informadas sobre si la empresa es una buena opción, si requiere una inversión sustancial o si tiene potencial para integrarse con otras empresas del portafolio.
  3. Creación de valor: La Technical Due Diligence no solo identifica riesgos, sino que también puede descubrir oportunidades. Al entender el paisaje tecnológico de la empresa objetivo, los inversores pueden detectar áreas donde se pueden obtener eficiencias operativas, mejorar productos o aprovechar nuevas oportunidades de mercado. Combinada con un sólido plan de creación de valor, la Technical Due Diligence es fundamental para construir una hoja de ruta hacia el éxito posterior a la adquisición.
  4. Los primeros 100 días: Las etapas iniciales del período posterior a la adquisición son críticas para establecer el tono de integración y crecimiento. La Technical Due Diligence asegura que cualquier mejora o cambio necesario esté planificado y se pueda ejecutar rápidamente, minimizando interrupciones. Permite al inversor asignar recursos de manera efectiva, abordando necesidades urgentes mientras sienta las bases para futuras expansiones.
  5. Poder de negociación: Al resaltar los posibles desafíos técnicos, los inversores a menudo pueden negociar mejores términos. Por ejemplo, si se necesitará una inversión significativa para actualizar la infraestructura o abordar preocupaciones de ciberseguridad, esto puede servir como palanca para reducir el precio de compra o asegurar otros términos favorables.

¿Aliado o Enemigo? Depende de tu perspectiva

Si la technical due diligence se siente como un aliado o un enemigo depende en gran medida de tu enfoque hacia ella. Desde la perspectiva del inversor, es una herramienta invaluable para minimizar riesgos y maximizar valor. Sin embargo, para aquellos que se enfocan únicamente en cerrar acuerdos rápidamente o en eludir problemas potenciales, puede parecer un obstáculo.

Factores que influyen en esta percepción:

  • Gestión de expectativas: Si ingresas al proceso esperando un acuerdo rápido y limpio sin problemas técnicos, puedes frustrarte con los hallazgos. Sin embargo, si reconoces el proceso como esencial para descubrir el panorama completo, estarás mejor preparado para manejar cualquier revelación.
  • Tiempo y recursos: Planificar adecuadamente la Technical Due Diligence al inicio del proceso de adquisición puede prevenir sorpresas de última hora y reducir la sensación de que es un pensamiento posterior que interrumpe el cierre.
  • Actitud hacia el riesgo: Si ves el riesgo técnico como algo que debe ser entendido y gestionado, la Technical Due Diligence se sentirá como un valioso aliado. Sin embargo, si tu enfoque está en evitar el riesgo por completo, el proceso puede resaltar demasiados obstáculos potenciales para tu comodidad.

Cómo convertir la Technical Due Diligence en un aliado

Para asegurarte de que la evaluación de la Technical Due Diligence funcione a tu favor, considera las siguientes mejores prácticas:

  1. Define el alcance: Asegúrate de que haya un entendimiento claro de lo que cubrirá la Technical Due Diligence. Ya sea arquitectura de software, escalabilidad de productos o ciberseguridad, definir el alcance previene retrasos innecesarios y garantiza que el proceso se mantenga enfocado.

  2. Apóyate en expertos: Involucra a asesores técnicos o, mejor aún, confía en una consultoría estratégica para guiarte a través de los desafíos técnicos y comerciales específicos que probablemente enfrentarás

  3. Comunicación transparente: Mantén líneas de comunicación abiertas tanto con tu equipo como con la empresa objetivo. La transparencia ayuda a gestionar expectativas y asegura que todos estén en la misma página respecto a cronogramas y posibles problemas.

  4. Planificación post-adquisición: Además de mejorar la infraestructura o solucionar deudas técnicas, aprovechar una consultoría estratégica puede ayudarte a optimizar la integración y garantizar que los primeros 100 días estén alineados con tus metas de negocio a largo plazo

Conclusión

Aunque la evaluación de technical due diligence puede parecer, en un principio, un obstáculo para acelerar las adquisiciones, en realidad es una poderosa aliada para garantizar el éxito a largo plazo. Proporciona información crucial que protege a los inversores de riesgos ocultos, mejora la toma de decisiones y descubre oportunidades de crecimiento. Cuando se gestiona correctamente, no solo es un aliado, sino una parte indispensable de una estrategia de adquisición exitosa.

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