Cómo los CTOs en Capital Privado pueden maximizar el valor tecnológico
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Maximizar el valor de una empresa antes de venderla no es cuestión de suerte. Es el resultado de decisiones estratégicas bien pensadas desde el principio. Entre las más importantes, hay dos que marcan la diferencia: un liderazgo con visión y una inversión tecnológica que sostiene el negocio y lo prepara para crecer. Cuando la tecnología acompaña desde el inicio, la empresa no solo funciona bien. También se vuelve atractiva para quien está buscando invertir o adquirir.
Este fue el eje de una conversación entre líderes del sector en un panel organizado por Codurance durante la Rainmakers Conference. En ese espacio, se compartieron aprendizajes clave sobre cómo la tecnología puede acelerar el camino hacia una salida rentable.
A continuación, compartimos las 5 ideas clave compartidas:
La tecnología ya no es solo una herramienta operativa: se ha convertido en un activo estratégico.
Quien compra una empresa no solo quiere ver rentabilidad. Busca señales de escalabilidad, eficiencia y control de costes. Un sistema bien diseñado transmite que el negocio está preparado para crecer, integrarse rápido tras una adquisición y adaptarse a cambios sin perder el ritmo.
Eso no significa que todo tenga que estar perfecto. La mayoría de los problemas técnicos pueden resolverse. Lo que realmente pesa en la balanza es si la tecnología está alineada con la estrategia comercial y si responde a las necesidades del cliente. Una hoja de ruta técnica desordenada o improvisada genera dudas. En cambio, una estrategia clara y coherente transmite seguridad.
Lo importante no es tener la tecnología ideal, sino una tecnología que tenga propósito: que ayude a crecer, escalar y optimizar. Que sume valor.
Para entender si tu tecnología va por buen camino, una herramienta útil es la Evaluación de Calidad del Software (SQA). En empresas como Artlogic, este análisis ha permitido identificar riesgos, detectar oportunidades y construir argumentos sólidos para invertir. El SQA ofrece una visión completa del estado del software, los procesos de desarrollo, la distribución del conocimiento en el equipo y los puntos críticos a mejorar.
Para muchos, la technical due diligence es el momento más tenso de una venta. Pero no debería serlo. Bien preparada, se convierte en una oportunidad para generar confianza.
Cuando el panorama tecnológico de una empresa está bien documentado, con una arquitectura clara, procesos definidos y roles asignados, la revisión fluye. Los problemas surgen cuando hay vacíos: sistemas legacy sin dueño, políticas ausentes o falta de trazabilidad.
Quien compra no espera perfección. Espera claridad. Quiere saber si la tecnología funciona, si escala, si es segura y si está alineada con el modelo de negocio. Si todo eso está cubierto, esta etapa es más una validación que una barrera.
Aquí también se detectan los llamados "spikes técnicos": áreas complejas o riesgosas que podrían afectar la escalabilidad o integración. Identificarlos a tiempo permite anticiparse y mejorar la posición negociadora. También es el momento de decidir qué conviene construir y qué es mejor adoptar. Una aproximación pragmática, enfocada en resultados y sostenibilidad, siempre suma puntos.
La Evaluación de Technical Due Diligence (TDDA) de Codurance ayuda a hacer este diagnóstico con profundidad. Analiza el software, los equipos y los procesos desde una mirada independiente y experta, generando información clave para tomar decisiones de inversión.
Al final, la clave está en no ir a la defensiva. Una due diligence bien gestionada refuerza el valor percibido y reduce la posibilidad de renegociaciones.
Estar listo para una venta no solo es cuestión de mostrar buenos ingresos. También hay que estar preparado para responder rápido, con la casa en orden.
Cuando se abre un proceso de venta, el tiempo juega en contra. La capacidad de presentar datos financieros, métricas de clientes, documentación técnica y reportes de cumplimiento de forma ágil puede marcar la diferencia. Las empresas con sistemas organizados y flujos de datos limpios avanzan más rápido y con menos sobresaltos.
Además, esta preparación tiene impacto más allá del cierre. Empresas con arquitecturas modernas y procesos digitalizados se integran mejor tras la adquisición. Ya sea un sistema ERP, una plataforma de datos o una práctica de DevOps, cuanto más claros y conectados estén los activos tecnológicos, más rápido se capturan beneficios tras la operación.
La inteligencia artificial está cambiando el juego, tanto para las empresas como para los fondos que las gestionan.
Hoy, no basta con mostrar lo que ya está funcionando. Los compradores también quieren ver hacia dónde va la empresa. Tener una estrategia de IA, aunque no esté 100% desplegada, es una señal de visión de futuro. Refleja que hay un interés real por explorar nuevas formas de crear valor y diferenciarse en el mercado.
El problema es que muchas empresas no están listas para aprovecharla. Sobre todo aquellas con sistemas antiguos o con datos mal estructurados, fragmentados o difíciles de acceder. Sin una base de datos sólida y confiable, no hay estrategia de IA que funcione.
La Evaluación de Datos e IA de Codurance ayuda a identificar esos vacíos y construir un camino viable hacia la adopción de IA. Evalúa la infraestructura, los procesos, la calidad de los datos y su alineación con los objetivos del negocio.
A medida que la IA automatiza tareas repetitivas, lo que más valor tendrá será el talento humano y la capacidad de tomar decisiones basadas en datos bien gestionados. Las empresas que invierten en estas dos áreas estarán mejor posicionadas en cualquier escenario de venta.
La tecnología, por sí sola, no mueve una empresa. Lo que marca la diferencia es el liderazgo detrás de ella.
Las transformaciones tecnológicas que logran resultados reales empiezan en la dirección. CTOs, CIOs y CEOs no solo deben defender la inversión tecnológica: deben integrarla en la estrategia del negocio. Eso implica entender su impacto en la escalabilidad, la eficiencia, la innovación y, cada vez más, en el valor percibido durante un proceso de venta.
Un liderazgo sólido es el que se anticipa a los problemas técnicos, que promueve la gobernanza de datos, que impulsa evaluaciones proactivas de software y que tiene una hoja de ruta clara para tecnologías emergentes como la IA.
Cuando un líder puede explicar con claridad cómo la tecnología está ayudando al negocio a crecer, a ser más seguro, eficiente y competitivo, genera confianza. Y en una negociación, la confianza puede marcar el cierre del trato.
Una venta exitosa se construye desde el primer día de inversión, no en los meses previos a cerrar la operación.
Las empresas que integran tecnología escalable desde el inicio, que documentan bien sus procesos, que gestionan sus datos con rigor y que piensan estratégicamente en la IA, avanzan con más fuerza hacia ese momento clave. Y cuando además hay liderazgo que acompaña y toma decisiones valientes, el valor de la empresa se dispara.
En Codurance trabajamos con fondos de inversión y sus empresas participadas para crear las bases tecnológicas que impulsan valor a largo plazo. Estés al inicio del ciclo o preparando una salida, podemos ayudarte a tomar decisiones técnicas con impacto de negocio.
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